Hace tres meses que dejamos México atrás y que vivimos en Alemania mi esposo y yo – es tiempo de hacer un primer resumen del tiempo de “acostumbramiento”. En nuestro caso el verdadero inicio de acostumbrarse a la nueva situación de vida empezó un poco más tarde que hace 3 meses, porque el primer mes basicamente estuvimos viajando por Europa con amigos y familiares, así que no cuenta. Después de terminar el viaje y de regresar a la vida diaria nos enfrentamos a la realidad. La realidad era que Gus tenía que empezar con un curso de alemán ya y que el inicio de mi maestría (en octubre) no estaba tan lejos ya. La realidad también era enfrentarse a ver muchísimos trámites, entre ellos, el permiso de residencia Alemania, abrir una cuenta bancaria, conseguir documentos para la universidad y para el seguro médico.
Buscar un curso para Gus fue algo complicado simplemente porque en muchos lados no ofrecían cursos de su nível en ese momento, porque los cursos ya estaban llenos o porque era difícil llegar al curso sin carro (aquí vivimos en el campo – hay bastante posibilidad de moverse en bici o en transporte público, pero algunos lugares están lejos de todo tipo de transporte público). Pero por fin encontramos un curso que empezó hace poco y es justo lo que estabamos buscando. Mientras yo sigo trabajando antes de movernos a Berlin para la Universidad en octubre y mi marido también se puso a trabajar durante las semanas antes de que empezara el curso. El trabajo que hacía era muy básico, pero era lo que podía hacer sin hablar mucho alemán.
Todo eso es como un nuevo mundo para Gus, para nosotros y para nuestra relación. En México, Gus hacía todo – resolvía sus cosas, las de su negocio, a veces las mías y hasta las de sus familiares. Él sabía como resolver asuntos y problemas y cada quién se ocupaba de sus cosas. Aquí en Alemania todo es diferente: Gus tiene que pedir mi ayuda o la de mis papás para muchas cosas que él quisiera resolver solo. Pero no puede porque simplemente le falta el conocimiento del alemán. La verdad es que he llegado a sentirme como su secretaría…
La otra gran diferencia entre nuestra vida en México y la vida en Alemania es la cercanía de una y la ausencia de la otra familia. Creo que es algo que no tuvimos muy claro al momento de elegirnos como esposos, pero es así: Estar juntos significa que máximo uno de nosotros puede estar cerca de sus familiares. Claro que puede haber momentos en que las dos familias están juntas pero sólo es para un momento como unas vacaciones o un evento. En general no se me hace pesado estar lejos de mi familia, pero claro que también me han tocado momentos tristes o difíciles en los que queria estar con ellos y no se podía porque estaban del otro lado del charco. En esos momentos me pude consolar en estar con mi esposo y mi familia mexicana y en verdad me han ayudado mucho en eso! Ahora la situación está al revés y tanto mi esposo que yo extrañamos a nuestra familia mexicana.
Por último hay el cambio de lengua que a veces nos complica la vida: Es fácil y cómodo hablar español, pero estamos aquí para que Gus aprenda alemán así que intentamos siempre hablar alemán. Eso significa que a veces no nos entendemos bien, que pueden surgir malentendidos y que necesitamos paciencia los dos. Yo creo que paciencia es lo más importante porque si no, Gus se frustra por no poder expresarse como quisiera o yo me desespero porque no le entiendo bien o por tener otras cosas en la mente. Y así las cosas salen mal.
Aparte de esas diferencias culturales y personales también hay grandes diferencias entre nuestra vida mexicana y la alemana simplemente porque nos mudamos de una ciudad con casi tres milliones de habitantes a mi pueblo de origen con apenas 12 mil habitantes en el municipio. Claro que eso se ve en nuestra planificación del tiempo libre: Justo hoy estabamos hablando de que hacer el fin de semana y no se nos ocurrió mucho, mientras en México siempre hubo la posibilidad de ir a cenar o a hacer algo lindo en la ciudad. Pero también hay que ver los lados positivos: Mientras tuvimos esa plática Gus y yo estabamos corriendo por el bosque que está a 10 minutos caminando de nuestra casa – igual que la playa. Durante el verano era una maravilla para Gus vivir en la playa porque siempre lo ha soñado y fue como estar de vacaciones para él. Pero ahora que empieza el otoño ya no es momento de ir a la playa porque hace frío. Como pueden ver vemos y vivimos mucho la “tranquilidad alemana” aquí en mi pueblo en comparación del “caos mexicano” que vivimos antes. Claro que las dos cosas tienen sus ventajas y pronto nos vuelve a tocar la vida en la ciudad cuando nos mudamos a Berlin. Pero por el momento disfrutamos mucho de la tranquilidad del campo.
¿Como todo eso afecta nuestra relación? Todavía no lo sabemos bien pero por el momento creo que puedo decir dos cosas: Primero creo que es algo muy bueno para una relación tener de vez en cuando cambios grandes y enfrentarse a situaciones nuevas juntos. Nosotros estamos aprendiendo como modificar ciertas cosas y como superar las dificultades de la nueva situación exitosamente juntos. Los papeles se están acomodando de nuevo y eso me gusta porque así siempre hay desarollo en nosotros y en nuestra relación. Y lo segundo es que para nosotros también es algo bueno que mi esposo ahora está pasando por un proceso por el que yo pasé hace unos años. Por ejemplo cuando yo hacía errores en español y Gus se burlaba de mi siempre me molestaba (que digo – todavía se burla de mi cuando hago un error…). Sabía que no lo hacía en mal plan, pero aún así no se siente chido. Ahora él está pasando por ese proceso y ya vio porque no me gusta cuando se burla de mis errores porque le está pasando exactamente lo mismo con el alemán ahora. Así que creo que esa nueva situación nos hace aprender y entender más el uno al otro y eso es importante en todas las relaciones pero más cuando dos personas no vienen del mismo espacio cultural pero de mundos tan distintos.
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Viajar sin barreras – el hubiera no existe
Últimamente he tenido muy presente el tema de viajar. Siento que es algo que está más y más de moda y a muchas personas les interesa hacerlo. Gente que lee mi blog igual que personas de mi entorno personal nos preguntan a mi esposo y a mí como hacemos para viajar tanto?
Siento que hay muchas barreras que uno se puede poner cuando se trata de viajar: mis abuelos por ejemplo no entienden que tan fácil es viajar de un lugar a otro hoy en día ya que hay más y más vuelos cada año y no conocen plataformas y comunidades como couchsurfing, airbnb o wwoof en internet. Hay gente que se pone barreras en decir “no puedo”: “Viajar es algo para ricos.”, “No puedo porqué no sé inglés.”, “No tengo tiempo.” etc. etc.
Para mí, lo más importante de viajar es realmente querer hacerlo. Si de verdad quieres viajar a un lugar, vas a encontrar la forma de hacerlo. Tal vez no sea de hoy a mañana, pero existe la forma de realizar esa idea. Viajes pueden ser de muchas formas así que siempre se pueden ajustar a tu situación y a tus necesidades y posibilidades. Puedes hacer viajes pequeños en fines de semana a lugares cercanos de donde vives. Así fui conociendo muchos lados alrededor de Querétaro, por ejemplo: la CDMX, Guanajuato, la Sierra Gorda, la Huasteca Potosína, varios lados en Michoacán, destinos en el Estado de México y en Hidalgo. Con una semana de vacaciones ya puedes visitar destinos nacionales e internacionales! Sólo hay que aprovechar un poco los días, es decir por ejemplo irse de un sábado en la mañana al próximo domingo en la tarde y ya 😉 Desde viajes así hasta un viaje de varios meses todo es posible si realmente lo quieres hacer!!
En mi caso es así que siempre quiero viajar. Desde que tuve dieciseis años me picó el gusano de viajar. La verdad es que las cosas se fueron formando hacía ese camino desde antes porque desde los diez años fui a viajar solita en tren para ir a visitar a mi papá que vivía a unas tres horas de mi casa. Desde ahí aprendí de cuidarme y de moverme solita dentro de Alemania. Cuando tuve dieciseis años, salí por primera vez de mi casa para irme varios meses a otro país: estudié un semestre de la preparatoria en Inglaterra. A partir de ese momento fui un caso perdido a los viajes porque me encantó mi experiencia en el norte de Inglaterra – descubrir nuevos lugares, aprender un idioma nuevo, conocer gente con otras ideas y también conocerme mucho mejor a mi misma.
Hay un dicho alemán que puedo traducir como “Viajar educa”. Y eso es muy cierto! Viajando vas a aprender cosas que no aprenderás de ninguna otra forma – gente que piensa diferente, costumbres distintos y quizá hasta un nuevo idioma. Si no hablas inglés, no pasa absolutamente nada – empieza viajando por Latinoamérica! En casi todos lados se habla español, pero para muchos países el idioma es lo único que tienen en común: México no tiene nada que ver con Argentina o con Cuba por ejemplo. Claro, si te atreves a viajar a un país con otro lenguaje, están abiertas más puertas y creeme que vale la pena! No tienes que hablar una lengua perfectamente bien antes de irte al país donde se habla y en muchos lados basta que te puedes comunicar en inglés. También el español puede ayudar en muchos casos, por ejemplo para comunicarte con un italiano o un portugués.
Así que ya no hay excusas! Mejor no te arrepientas en algunos años cuando quizás ya se fue la oportunidad: hubiera viajado, hubiera hecho x, hubiera…
Si quieres hacerlo, te pones a organizarlo, es decir que el viaje toma más forma. Ahí ya hay dos factores importantes: tiempo y dinero. Casi todos los viajes y todos los destinos se pueden ajustar a diferentes presupuestos. Claro, a lo mejor hay que tomar un vuelo nacional o internacional y con eso ya se define cierta cantidad de dinero que si es necesaria, pero apesar de eso puedes ajustar muchos gastos a tu bolsillo. En un viaje tienes tres gastos principales: hospedaje, transporte y comida. Lo que pagas por souvenirs o entradas a sitios etc. es muy poco en comparación con los otros tres gastos.
Para ahorrar en hospedaje:
Para buscar hoteles hay varias páginas en Internet, por ejemplo http://www.booking.com. Aquí puedes comparar muchísimos hoteles y hostales en todo el mundo y a veces agarrar buenos descuentos. Una alternativa es quedarse en un airbnb https://www.airbnb.mx/. Yo prefiero esa forma muchas veces porque cuando viajas con varias personas generalmente sale más barato que quedarse en un hotel. Y el plus es que es una casa normal con personas del lugar viviendo ahí, no es un hotel. Si tienes poco dinero buscas la forma de quedarte con amigos o el amigo de un amigo, puedes acampar o checar comunidades en internet como couchsurfing (una comunidad en internet para quedarse gratis en la casa de alguien https://www.couchsurfing.com/). También puedes intercambiar tu mano de obra por hospedaje y comidas, por ejemplo con wwoof http://wwoof.net/.
Para ahorrar en transporte te conviene lo siguiente:
– Para llegar a tu destino: si necesitas tomar en vuelo te recomiendo la página Skyscanner (https://www.espanol.skyscanner.com/), donde se comparan muchas otras páginas. Hay mucha diferencia entre temporada alta y baja y entre algunos días a veces. Cuando fuimos a Cuba desde la CDMX, encontramos un vuelo muy barato y de hecho fue la razón por la cual nos fuimos porque no teniamos planeado ese viaje. Encontré vuelos para 3000 pesos ida y vuelta cuando unos días antes por ejemplo (días que cayeron dentro de vacaciones escolares) el vuelo estaba en 8000 ida y vuelta… Entonces vale mucho la pena ser flexible al momento de buscar vuelos y buscar por mes, por ejemplo, eso es uno de los tools que me gustan mucho de skyscanner.
– Para moverte en tu destino: usar el transporte público ayuda muchísimo. No importa si es bus, tren, metro – casi siempre es la opción más económica.
Por último las comidas:
La verdad es que comer en restaurantes todos los días es muy caro así que no es nada recomendable para tu bolsillo. Lo que hacemos mi esposo y yo es primeramente siempre ir al supermercado local para comprar todo para un desayuno en casa (casi siempre nos quedamos en hoteles sencillos o airbnbs que pocas veces tienen el desayuno incluido). También compramos snacks o los preparamos para cuando nos de hambre durante el día, por ejemplo unas galletas, algo de fruta o un sandwich. Así nos vamos bien preparados con algo de comer en nuestra mochila para el día porque si tienes hambre estás dispuesto a pagar mucho dinero por algo que normalmente no comprarías. Pero – por lo menos a nosotros – nos gana el hambre. Luego compramos muchas veces algo de comer pero que no sea en un restaurante, es decir comida en la calle como Pizza (en Italia) o tacos, gorditas, elotes etc. Claro que también siempre vamos a un restaurante por lo menos una vez estando en un nuevo lugar, porque hay mucho por descubrir, pero la verdad es que generalmente es muy caro y preferimos prepararnos algo (aunque sea una pasta) en casa o comer en la calle.
En destinos muy caros (como algunas ciudades europeas) también es recomendado buscar en internet opciones para comer más economicos para ver las opciones que hay porque a veces no encuentras algo en la calle, te frustras y te gana el hambre. Entonces tienes que pagarlo al costo.
El otro gran factor para viajar es el tiempo. Les soy bien sincera, en los últimos años mi esposo y yo hemos tenido mucha suerte con eso porqué yo siempre pude aprovechar de vacaciones largas de la Universidad y mi esposo tenía su propio negocio y era algo flexible. Pero también con menos tiempo se puede hacer mucho! La verdad es que el secreto está en organizar bien. Si vas por ejemplo en Semana Santa a Cancún, no solo el vuelo, pero también el hospedaje y todo lo demás van a estar más caros que si vas en febrero por ejemplo.
También hay gente que viaja a un grado más extremo – renuncian sus trabajos, venden sus cosas y se compran un buen equipo de acampar y una mochila para viajar por el mundo sin prisa, con casi nada de dinero. Claro – en muchos lados intercambian su mano de obra por hospedaje y comida etc. y seguramente no siempre es cómodo, pero es posible.
Así que: a viajar!!! Porque “El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página”. (San Agustín)
Mi amor México megadiverso
Pronto se terminará mi tiempo en México, por lo menos para el momento. Empiezo a pensar en las cosas que voy a extrañar de mi vida en México y que voy a volver a tener por fin en Alemania. Una de las preguntas que siempre me hacen es que me gusta más de México y creo que es algo bastante difícil de responder, por eso nunca sé bien que decir: Me gusta que no es tan ordenado como Alemania, pero a veces también me molesta el caos. Me encanta tener el sol todos los días, pero quisiera poder ponerme vestidos cuando hace calor sin llamarla atención. Me sabe rica la comida mexicana pero también llego a tener apetencia de la comida alemana que hace mi abuelo. Me gusta que en México “todo se puede”, que la familia es lo más importante y que el país es tan increíblemente hermoso. Lo que más me gusta de México es su diversidad enorme: México megadiverso!
La idea que muchos extranjeros tienen de México es de un clima muy caloroso: o es playa tropical o es un clima seco, digamos que desiertico, con poca vegetación. Les soy bien sincero? A Europa uno va a recorrer ciudades, a México uno va a ver paisajes y naturaleza. Que pinche envidia de los increíbles paisajes que tiene México, de su diversidad cultural, natural e histórica!
Cuando viajo por México, siento que estoy recorriendo países diferentes:
Baja California con su desierto, las playas hermosas, mentalidad y turismo norteamericano, ballenas y lobos marinos. Chihuahua con las Barrancas del Cobre donde nieva en invierno y abajo en el cañón hay clima tropical, pueblos aislados y indígenas rarámuri.
El centro con ciudades coloniales, volcanes y zonas arqueológicas de los Aztecas, eventos culturales e industria, cuevas, aguas termales y la enorme Ciudad de México. El Estado de Querétaro con una zona de biodiversidad increíble: la Sierra Gorda. Un pedazo de selva tropical en la Huasteca Potosína.
En el oeste playas en Nayarit, en Jalisco Mariachi y Tequila. En Michoacán mariposas, bosques y truchas. En el este Veracruz con sus costas del golfo, voladores y manglares.
En Oaxaca chocolate, cultura olmeca, cascadas petrificadas y mezcal. En Chiapas vida indígena, selva y cascadas entre montañas. En Campeche y Yucatán paisaje plano, selva y zonas arqueológicas de los Mayas. En Quintana Roo playas paradisiacas, turismo internacional, cenotes y el Mar Caribe.
Hace poco Gus me enseñó una canción de Luis Miguel que creo que lo dice al grano mi sentir por ese hermoso país. Y ahora sé que voy a responder cuando me preguntan que es lo que más me gusta de México: La diversidad y los contrastes que reune el país.
Vestida con el mar de Cozumel
Con el color del sol por todo el cuerpo
Así se lleva a México en la piel
O como un amigo en Yucatán
En Aguas Calientes deshilados
O lana tejida en Teotitlán
Así se siente México
Así se siente México
Así como los labios por la piel
Así te sabe México
Así se lleva a México en la piel
O la artesanía en San Miguel
Poder montar el cerro de la silla
Así se lleva a México en la piel
Para hacer llorar a esa canción
En el sur se toca con marimba
En el norte con acordeón
La vida ultimatera
El fin pasado fui a un torneo de Ultimate Frisbee. Hace ya casí 2 años que juego ese hermoso deporte y como es un deporte muy poco conocido, les quiero contar un poco sobre el:
Ultimate Frisbee se juega en equipo. Hay 7 jugadores en cada equipo que hacen pases con el frisbee (el disco) para llegar a la zona de anotación que se encuentra al extremo de cada lado de la cancha. La cancha es tan larga como una cancha de fútbol y solo un poco más angosta. No se vale correr con el frisbee en la mano y no hay contacto físico. Si el frisbee se cae o la defensa la quita (mientras está en vuelo y no en la mano de un jugador), hay turnover y le toca ofender al otro equipo que anteriormente estaba defendiendo.
Bueno, hasta ahí la teoría. Ahora la práctica: Ultimate es un deporte muy exigente y divertido. Corres mucho y muy rápido para alcanzar el disco o para deshacerte de tu defensa. En general hay muchas ocasiones en que hombres y mujeres juegan juntos. Aquí en México, la temporada mixta es basicamente la primer mitad del año y la temporada por ramas, es decir varonil y femenil es la segunda mitad del año. A mí me gusta más cuando jugamos mixtos porque siento que se complementan ambos sexos con su juego. Los hombres quizás corren un poco más rápido o tienen más fuerza en el sentido de resistencia, pero siento que las mujeres mantienen un poco más la cabeza fría y no se dejan llevar tanto por el juego o el marcador. Y también de estaturas hay mucha diversidad: Un hombre alto sirve muchísimo para los pases largos donde tiene que saltar para pelear por el disco mientras una mujer chaparita es muy rápida en cambiar de direccíón y así deshacerse de su marca por ejemplo.
Lo más bonito del ultimate es el espíritu de juego que es muy importante: Generalmente no hay árbitro, los jugadores resuelven todo entre ellos. Hay diferentes llamados, por ejemplo si hay contacto físico o si una defensa no puede alcanzar a su ofensa porque hay muchas personas bloqueandole el camino. Todo se resuelve platicando entre ambos equipos. Al final de cada partido se hace una evaluación del equipo opuesto sobre su conocimiento de reglas, su actitud en el juego y su comunicación entre ellos y con el otro equipo. Así que a parte del ganador de un torneo por partidos ganados o por puntos también siempre se premia el ganador de espíritu de juego. A parte de la evaluación del equipo opuesto también se hace el círculo entre ambos equipos después del partido. Aquí ambos equipos hablan sobre el partido de manera muy amable para cerrar el partido.
En el ultimate hay todo tipo de personas como en cualquier deporte. Pero una cosa tienen todos en común: Los ultimateros son muy, muy buena onda. En los torneos se reparten dulces y agua entre todos, hay muchas amistades entre las personas de diferentes equipos y todos se tienen mucho respeto dentro y fuera del campo de juego. En los entrenamientos se siente ese mismo respeto y amor hacía todos. Sólo puedo hablar por parte de mi equipo, pero creo que aplica para toda la comunidad ultimatera si les digo que en el ultimate, el interés es crecer juntos como equipo, convivir igualmente que entrenar y jugar y más que nada recibir personas nuevas con los brazos abiertos para hacer más conocido a ese hermoso deporte.
El español y el alemán
Mi esposo se está preparando para un examen de alemán. Cuando regresa de una clase me cuenta de como le sorprende el alemán cada vez más. Cómo la esctructura es tan diferente que la del español, es todo un mundo por descubrir para él. Le encanta aprender un idioma que es tan diferente al suyo, pero a la vez se queja (obviamente) de las dificultades gramaticales como la declinación del sustantivo, artículo, adjetivo y pronombre. Y claro, puedo entender que se queja porque la declinación no está nada fácil – hasta los alemanes lo hacen mal a veces.
Pero también hay ventajas del lenguaje aleman y aunque Gus quizá no lo ve ahorita, en un momento le va a gustar que es un idioma mucho más preciso que el español, por ejemplo. En español, la misma palabara tiene muchos significados diferentes – por ejemplo el verbo salir se puede expresar con mínimo 4 palabras diferentes en alemán: “ausgehen” en el sentido de salir en la noche (a bailar por ejemplo), “rausgehen” en el sentido de salir de algún edificio/ una casa para ir afuera, “fertig sein/ Schluss haben” en el sentido de salir a cierta hora del trabajo o de la escuela, “wegfahren” en el sentido de salir de la ciudad. El alemán es mucho más preciso que es algo bueno para por ejemplo las ciencias o la técnica donde el español muchas veces tiene que tomar los términos del inglés porque no hay un palabra propia.
También al momento de dar indicaciones o direcciones, el alemán es mucho más preciso – cuantas veces me he perdido después de preguntar por el camino por respuestas cómo “para allá” o “subes/bajas”, no se lo pueden imaginar 😉
Aunque el vocabulario no siempre está limitado, por ejemplo no conozco otro idioma que juega con las palabras y significados como el español: cabeza – cabezón – cabezudo – cabezazo – cabezal – cabezota.
Lo malo del alemán es que no sólo es preciso pero también bastante digamos “cuadrado”. El alemán es un lenguaje que se esucha duro y pues no es nada cariñoso como el español que usa mucho el diminutivo para hacer las cosas más pequeñas y más lindas también. Un “problemita” no suena tan mal como un “problema” y “ahorita” es una de mis palabras favoritas del español por todo lo que puede significar. En alemán un “ahora” (“jetzt”) es ahora mismo – nada de ahorita que puede ser en 5 minutos o en 5 días.
Me encanta su cariño del español – cuando una señora me dice “hija” o mi cuñada me llama “nena”. A quién no le encanta que le digan “mi amor” o “guapo/a”?! Eso jamás pasa en alemán – quizás entre padres e hijos, pero no entre la família más amplia o con gente desconocida.
Aunque siendo tan cariñoso, el español también puede ser muy vulgar también. Los doble sentidos con los que juega el lenguaje mexicano son una de las cosas que mas me fascinan y todavía me va a costar mucho tiempo y mucha práctica para entender y aplicarlos.
Al final de cuenta, el lenguaje refleja la realidad y mientras la realidad alemana es cuadrada, directa e indicaciones de lugar y tiempo tienen que ser precisos, pues la realidad mexicana es así: se vive como uno quiere, no se da importancia a ser preciso o exacto, menos con el tiempo, y lo que importa es el cariño y el amor. Y para divertirse siempre hay un buen chiste con doble sentido 😉
Un corazón frío
Durante mi tiempo en México he escuchado todo tipo de ideas que la gente tiene sobre Alemania y sus habitantes. He hablado con personas que nunca han salido de México y que no se pueden imaginar que haya países donde no hay tortillas o donde la vida es tan diferente a la vida en México. He tenido conversaciones serias y muy interesantes con gente que ya había ido a Alemania o por lo menos a Europa sobre las diferencias culturales. Hemos hablado sobre comida, política, organización y educación, pero una cosa casi siempre surge de una forma u otra en una conversación así: Los alemanes son fríos.
Hoy quiero aclarar ese estereotipo de una vez por todas.
Entiendo porque a lo mejor hay esa idea sobre los alemanes en comparación con mexicanos o latinos en general. Empecemos con algo básico como el saludo: Si no conozco a alguien, en el contexto formal o si la persona no es muy cercana, el saludo adecuado en Alemania es darse la mano. Entre hombres ese saludo también aplica en relaciones más o menos cercanas. Para mujeres está bien dar un abrazo cuando la relación es algo cercana y para relaciones cercanas (padres con hijos, muy buenos amigos, hermanos etc.) es normal un saludo más cariñoso cómo abrazos y besos.
En México al contrario, aunque no conozcas a alguien, muchas veces la forma indicada para saludar es dar un beso en el cachete. Ok, también a veces se dan la mano, más en el contexto formal, pero el beso es el saludo universal. En un grupo se saluda a cada quién personalmente mientras en Alemania podemos aplicar “Hola a todos!” cuando entramos y listo.
En México en general se expresa mucho más el cariño y el calor – en el lenguaje (hace poco estaba en una tiendita y la señora le decía “mi amor” a todo mundo), en el lenguaje corporal (por ejemplo con abrazos cada rato o en el baile) y en muchas situaciones sociales como cumpleaños o un encuentro con amigos. Aquí es muy común decirle a todos que los amas y los quieres mientras nosotros quizás somos un poquito más ahorradores con las palabras de cariño y de amor.
Como pueden ver, los mexicanos sí son más cariñosos en ese tipo de cosa y los alemanes son un poco más distanciados. Pero eso no quiere decir que tengamos un corazón frío! Somos mucho más cuidadosos con muchas cosas que los mexicanos que son “del barrio”, no tenemos la idea de “O que chinga o que jode” pero nos apoyamos el uno al otro y así todos están mejor.
Además, sólo porque no nos decimos todo el tiempo que nos queremos no significa que no sea así. Al principio encontrar amigos o entrar en un círculo social en Alemania puede resultar difícil. Porque sí, a lo mejor no somos tan abiertos como los mexicanos, la vida no toma lugar en la calle (debido al clima…) y así es más complicado conocer a gente nueva. Pero una vez que encontraste un verdadero amigo o entraste a algún círculo, es algo seguro y puedes contar con ellos. Mientras tanto en México, la gente te pregunta las cosas más íntimas después de conocerse media hora, te invita a su casa de playa y todo parece perfecto, pero cuando les hablas para encontrarte con ellos o para tomar su invitación de la playa, se les complican las cosas y encuentran alguna excusa para salirse del compromiso.
Obviamente no todos los mexicanos son así, ni todos los alemanes. Sinceramente, a mi me encanta que los mexicanos sean así de cariñosos y lindos y que te hagan sentir bonito con su lenguaje que apapacha. Personalmente, creo que una mezcla de las dos ideas sería lo ideal, como en muchos casos sería la solución perfecta. Así que les diré a mis paisanos que les regalen una sonrisa y una cerveza cuando conozcan a un mexicano, para quitar ese estereotipo lo más pronto posible 😉
De la luciérnaga hasta la ballena – ideas sobre el medio ambiente
En julio tuve la oportunidad de ir al estado de Tlaxcala junto con Gus y con otro amigo. Fuimos al pueblo de Nanacamilpa para visitar el santuario de la luciérnaga. Cada año, vienen milliones de luciérnagas a los bosques de Nanacamilpa para aparearse. El resultado es un mar de luces en el bosque que te deja sentir algo mágico porque la naturaleza es tan hermosa en darnos esos regalos.
Luego me enteré que antes había otras áreas con tantas luciérnagas, por ejemplo en Aculco (Edo. Mex.) pero que ya (casí) se extinguieron porque la gente no las cuidaba. Las guardan en frascos para tener las luces que producen y se mueren las luciérnagas o los matan para tener el brillo de ellas en su piel.
Otro fenómeno natural que me impresionó mucho es la mariposa monarca en el estado de Michoacán. He ido dos veces y ambos ha sido completamente diferente e igualmente impresionante. Pensar que esas pequeñas mariposas vienen en 3 generaciones de Canadá a México y otra vez a Canadá me impresiona mucho. Ver los ramos y troncos en el bosque lleno de mariposas dormidas y ver cómo vuelan por todos lados a tu alrededor es algo increíblemente bonito. No sé de las luciérnagas, pero el fenómeno de la mariposa monarca es algo que sólo se puede ver aquí en México.
Aunque está prohibio matar la mariposa monarca, hay personas que no las respetan y pasan por el bosque sin que les importan las reglas del santuario.
Ahora pensamos un poco más grande: Cada año, entre febrero y abril si no me equivoco, se juntan miles y miles de flamingos en la península de Yucatán. Precisamente en Río Lagartos y Celestún, dónde hay manglares. Ver tanto rosa a tu alrededor cuando estás en la lancha es súper bonito. Y se ven tan chistosos los flamingos! Parece que forman una fila para despegar y mientras ‘esperan’ su turno están charlando sobre todo lo nuevo. Se escucha su croar de verdad como si estuvieran intercambiando noticias de los chismes actuales! Luego ver como despegan y aterrizan a trompicones me da tanta gracia, es un espectáculo natural hermoso!! Igualmente de hermoso me imagino ver a las ballenas en Baja California!
Ahora, si matan a una luciérnaga o a una mariposa, matarán a un flamingo o a una ballena? Tal vez no, pero tal vez echan aguas negras o basura en el agua que está conectado con el manglar donde reside el flamingo o al mar donde vive la ballena. A lo mejor no se muere el flamingo o la ballena, pero se va a enfermar o ya se busca otra región para el apareamiento o la cría.
México es un país increíblemente rico en naturaleza y recursos naturales – tienen tanta hermosa flora y fauna, fenómenos cómo los que describí, frutas que ni conocemos en Alemania o en Europa y que son una delicia! La diversidad biológica en ciertas áreas como la Sierra Gorda igualmente que en todo el país es impactante. Todo eso es un tesoro de valor innumerable! Nada de los fenómenos que describí van a ver en Europa porque es un continente ‘cultural’, mientras México y América en General son mucho más ‘natural’. En Europa pueden ver ciudades, en América paisajes. En Europa van a museos y sitios de interés, en América ven animales, comen frutas salvajes y se bañan en una cascada. Sinceramente, a mí me gusta mucho más América en ese sentido. Sin embargo, el continente americano está a punto de destruir muchos de esos valores naturales por industría, tecnología, falta de responsabilidad y falta de visión de las consequencias y eso me da mucha tristeza. No digo que Alemania es mejor que México, pero en el sentido de cuidar el medio ambiente, yo creo que si lo es. ¿De verdad es tan difícil no tirar tu basura en cualquier lugar? ¿Reciclar en casa, cuidar el agua y no desperdiciar la luz? ¿Andar en bici o a pie de vez en cuando en vez de agarrar el carro siempre? México tiene recursos naturales hermosos y no está aprovechando de ellos. Inviertan en el (eco)turismo, cuiden flora y Fauna, aprovechen sitios naturales y gozen de los recursos que nos da la tierra sin acabar con ellos!
El español y yo
De vez en cuando me pasa que alguien me empieza a hablar en inglés (por mi apariencia física). No me gusta eso pero pues lo entiendo. Le contesto perfectamente en español y la persona sigue hablando en inglés – ahí es que a veces me molesto, porque piensan que soy estadounidense y no respetan mi elección de idioma. No estoy en México para hablar inglés, pero para hablar español.
Hoy quiero contarles del camino y los pasos que pasé y viví para llegar al punto de hablar bien el español. Todavía no es perfecto, creo que nunca lo será, pero pues ya fue un camino bastante largo hasta aquí.
Una de las preguntas favoritas de los mexicanos hacía mí es en cuanto tiempo aprendí hablar español. La respuesta de esa pregunta es bastante complicada, porque es muy difícil definir el tiempo en el que uno aprende un idioma. Que significa hablar un idioma realmente – poder comunicarse o comunicarse con errores? ¿Hablar o escribir el idioma? ¿Conocer dichos y entender el albur de México? ¿Poder comunicarse con lenguaje coloquial o también en un contexto formal? Cómo pueden ver, hay muchos pasos y niveles en aprender un idioma.
Cuando llegué a México hace 6 años, casí no hablaba nada de español. Había tenido muy poca experiencia con el español antes – algunas vacaciones en España y unas clases de español 2 años antes de mi llegada a México. De hecho por eso quería venir a México – a aprender español. Durante los primeros meses aprendí muy rápido vocabulario porque me di cuenta que era muy necesario, porque nadie habla inglés! En una ocasión no pude decir bien al chofer del camión a donde quería ir y al final me dejó en un lugar completamente diferente al que iba…
Durante esos meses aprendí lo básico para no perderme, para ir de compras etc., pero una conversación verdadera con otra persona me costaba mucho trabajo. También entender a un mexicano cuando hablaba rápido era casí imposible. Después de 6 meses, me mudé a vivir con Gus y su hermana y cuñado. Eso me ayudó bastante para mejorar el entendimiento del idioma porque con ellos ya siempre hablaba español. Las conversaciones se volvieron más fluidas y yo aprendí muchas expresiones coloquiales tanto como groserías. Hasta me enseñaron como hablar en f!
Luego regresé a Alemania para 4 meses y cuando volví a México después, mi español había sufrido un contragolpe por no hablar el idioma durante ese tiempo. Me costó trabajo otra vez recordar cosas que ya sabía antes. Los siguientes meses me ayudaron mucho en reforzar el conocimiento para ya no olvidarlo tan rápido. Durante todo ese tiempo casí nunca tuve que escribir algo en español, entonces todo mi conocimiento era oral. En forma escrita todavía hacía muchos errores. Luego empezé la universidad en Alemania y estudíe Español entre otras materias. Ahí es cuando me di cuenta que ya sabía muchas cosas por intuición lingüística, pero no sabía las reglas en muchas cuestiones gramaticales, por ejemplo. No se pueden imaginar tanto trabajo que me costó aprender la diferencia entre “he comido”, “comí” y “comía”. También el subjuntivo a veces no me dejó dormir en épocas de exámenes… Pero bueno, de eso me sirvió la universidad – aprendí la gramática, el lenguaje más formal y cómo escribir en español.
Durante ese tiempo vine a México varias veces de vacaciones y cada vez que fuimos a alguna fiesta o evento con varias personas, yo me separé mucho de lo que pasaba y me costó mucho participar y convivir con los demás. Es importante entender que es una cosa hablar en un idioma que no es el tuyo con una persona en algún momento del día – me podía concentrar en esa persona mientras hablaba, su cara y sus gestos y yo hablaba perfectamente bien con la persona. Es algo completamente diferente participar en una platica entre muchas personas que están cotorreando. Hay personas que hablan más fuerte, otros más bajito, la gente se interrumpe y siempre hay mucho ruido de fondo, por ejemplo la música a volumen alto. No perderme en ese tipo de ambiente me costo mucho trabajo durante mucho tiempo y hasta la fecha a veces es pesado. El cerebro recibe tanta información a la vez y no la puede procesar tan rápido como el cerebro de un hablante nativo. Cuando yo apenas pensaba en algo que decir, la plática ya había tomado otro rumbo.
Hoy en día, después de terminar la carrera y de estar otro año en México, puedo decir que estoy muy contenta con el español – Gus me está entrenando actualmente en detectar y entender los albures. Jamás estará perfecto mi español y siempre se escuchará mi acento extranjero, pero está bien. La verdad es que me encanta esa hermosa lengua y la quiero seguir aprendiendo. Me encanta el sonido del español, su lógica en crear palabras y la vista del mundo que está atrás del idioma (sobre eso hablaremos en otra ocasión ;)). Y cuando Gus pase por las diferentes etapas de aprender el alemán, yo le voy a entender perfectamente 🙂
Me daban frutita en la escuela
A Gus le encanta bromear y burlarse de mí de forma cariñosa. Una de las cosas que más le divierte es decirme “Te daban frutita en la escuela.” Hace unos años había una conversación entre él, nuestro cuñado y yo sobre cómo crecimos. Gus, para expresar que yo era una niña consentida, me dijo: “Seguramente te daban frutita en la escuela, verdad?” Yo, sin saber que eso se refería a ser consentida, le dije: “Claro que sí!” porque de verdad mi mamá siempre me daba fruta para la escuela cuando era niña.
Ahí empecé a darme cuenta que tan diferentemente crecimos Gus y yo. Siempre me ha sorprendido que tan diferentes somos, pero entender que es algo que empezó desde nuestra niñez y juventud me sorprendió todavía más.
Ambos crecimos en un pueblo – Gus en el Estado de México, yo en la costa del mar báltico en el norte de Alemania. Desde el principio nacimos en situaciones muy diferentes: Gus tiene 3 hermanas mayores, cuando la hermana mayor nació, su mamá tuvo apenas 16 años. Yo tengo una hermana menor y mi mamá tenía 29 años cuando nací. Desde niño, Gus nunca estaba sólo, siempre jugaba con sus hermanas y veía como era ser parte de una gran familia. Yo también era parte de una gran familia con mis tíos y abuelos, pero también tenía que saber como ocuparme solita porque vivía sola con mi mami hasta que naciera mi hermana (cuando tuve 7 años). Cuando era niña, no eramos ricos, pero el dinero era suficiente para vivir una vida tranquila en el pueblo y generalmente, no me restringía en lo que quería hacer (por ejemplo algún deporte o excursión). Gus en cambio vió cómo a veces no había suficiente dinero y los papás no comían para que sus hijos podían comer.
Gus nació en 1987 y cuando era niño, todavía era aceptado que papás pegaran a sus hijos cómo forma de educar y enseñar disciplina. Una educación baseada en disciplina y castigos era típica, hasta con una relación distante entre padres e hijos. Eso era algo inimaginable en Alemania en mi niñez en los años 90! Ahí era educar con amor, demostrar ese amor y tener una relación basada en amistad y confianza entre papás e hijos. A Gus sus papas le dieron algo de dinero para comprar su lunch en la escuela o de vez en cuando le dieron un sandwich envuelto en servilleta así que el papel se pegaba con el pan y no se podía separar nunca más. Mientras tanto, mi mamá me mandaba a la escuela con un tupper lleno de fruta o verdura picada, pan integral, yogur y una rica bebida para que me podía concentrar bien en la escuela. Yo me fui en bici a la escuela y en la tarde salía a jugar en las calles con mis primos. Sin preocupaciones y con felicidad, siempre sabiendo que mi mamá me esperaba con la cena cuando regresaba. Hasta hoy, siempre ha sido normal para mi, sentir el apoyo de mis papás. Desde que estaba en la universidad, es decir a partir de los 22 años, he sido independiente de mis papás, pero es un sentimiento muy bonito saber que si hay algún problema, financiero u otro, puedo contar con mis papás y me ayudan con gusto. Al contrario, Gus se salió de su casa cuando tenía 18 años para ir a vivir en la Ciudad de México. No tenía ningún apoyo para estudiar y tuvo que aplicarse mucho para crear su futuro.
Sé que crecí en un lugar muy seguro y de forma muy cuidada y estoy muy agradecida por eso. Pero la verdad, hasta ahora no siento que he llegado muy lejos con mi vida. Aproveché las oportunidades que me ha dado la vida pero hasta ahora no siento que he hecho algo excepcional. Gus al contrario, ha creado un negocio exitoso que ya le dura 12 años y que le permitió estudiar y cuidar a su mamá. Para él, ese logro y en general oportunidades no son algo que recibió “automaticamente” pero algo por lo que se tiene que esforzar y luchar. Gus es agradecido para todo mientras para mí a veces es algo “normal” – la comida en la mesa o el bienestar de nuestros papás.
Mi bici y yo
Desde que puedo recordar, siempre he andado en bici. En Alemania es algo, que está dentro de nuestra cultura general ir en bici. Cuando eres niño sales con tus amigos o paseas la bici por el pueblo, como adulto lo usas como medio de transporte o para hacer excursiones de vez en cuando. Desde que tuve 10 años, usé mi bici todos los días – en la secundaria y preparatoria lo usé diario para ir a la escuela, para visitar amigos o para ir al deporte. En la universidad cómo medio de transporte principal cómo lo tienen muchos estudiantes – para ir a la uni, al deporte, hacer compras (a veces pensé que se iba a romper mi canasta de tantas cosas que compraba y transportaba en bici…) e incluso para salir en la noche. Personalmente me encanta andar en bici – me gusta ser más rápido que caminando, hacer ejercicio mientras voy de un punto a otro, no tener que pagar nada para mi transporte, no contaminar y ayudar al medio ambiente con esa forma de transportarse y me gusta sentir el viento de marcha en la cara. También aquí en México uso la bici diariamente para ir al trabajo y para algunas otras cosas. Llevo 15 años de experiencia con la bici, sin embargo, usarla en México me ha puesto a enfrentar nuevos retos: Soy una anárquica, una outlaw como dicen en inglés – alguien sin ley y sin derecho en las calles. Lo bueno es que cómo casí no hay reglas para bicis y si las hay, también les vale gorro a los policías, puedo hacer lo que quiero casí casí. Mientras en Alemania está prohibido andar en la banqueta o pasarte un rojo en la bici, aquí lo hago con toda la confianza del mundo. Me meto en calles de sentido contrario, paso entre los carros mientras esperan en un semáforo y estaciono mi bici donde sea. No quiero que piensen que soy una mala en mi bici, claro que respeto a los peatones por ejemplo, pero la verdad es que si disfruto de la libertad ciclista. Si paso un policía sólo le regalo una sonrisa y ya 🙂
Ahora vemos la desventaja – no tengo derechos en el transito. Por lo menos así parece – casí no hay carriles para bici, a veces los carros me rebasan tan cerca que me asusto, los camiones son los que menos respetan bicis y mas dan miedo, en algunos baches y hoyos de las calles me podría perder con mi bici y hay muchas personas que aparentemente piensan que el direccional sólo es para decoración. Ahora que es época de lluvias llego mojada de los pies a la casa porque aunque no llueve en ese momento, las calles están mojadas y a veces se convierten en ríos que tengo que atravesar.
Lo que más me pasa es que me rebasa un carro para luego luego (unos metros más adelante) estacionarse en mi carril o meterse en una otra calle etc. También me encantan los conductores que no miden su espacio – mientras los camiones no me dejan nada de espacio y rebasan bien cerquita, hay personas a las que les doy miedo de cicilista o no sé. Entonces o no rebasan o rebasan con un chingo de espacio así que podría caber otro carro! Esas personas generalmente manejan los carros más pequeños…
Para seguridad obviamente siempre traigo casco y en la noche, luces, pero veo otros ciclistas que no usan ni el casco ni luces – me pregunto cómo uno puede correr tanto riesgo en andar en bici que supuestamente es algo divertido y chido!
Generalmente una vez a la semana hago compras con mi bici, nada mayor, sólo cosas que puedo transportar en mi mochila y mi canasta. Pero las personas que cuidan el estacionamiento o los empleados del súper me ven cómo un extraterrestre cuando entro con mi casco enganchado a la mochila y guardo mis compras en una bolsa de tela y la mochila en vez de pedir mil bolsas de plástico…
Otra molestia del ciclista en México son los perros – no sé si les parece algo peligroso o algo desconocido, pero sea como sea, los perros no quieren a los ciclistas. Generalmente nada más ladran cuando los pasas, pero a veces también te siguen…
Pues cómo pueden ver, la vida de ciclista en México no es fácil pero no me quitará mi amor a la bici 😉